Mantener el calor en casa durante el invierno puede resultar muy caro si no se hace de la mejor manera. En muchas ocasiones se está pagando más de lo necesario por varias razones que tienen que ver tanto con el estado de la caldera como con el uso que se hace de ella.
En muchas ocasiones, las facturas aumentan debido a un mal mantenimiento de las instalaciones. Una de las mayores pérdidas de eficiencia viene por no realizar el mantenimiento y la limpieza necesarios por técnicos profesionales. Además es conveniente realizar una revisión de la combustión para asegurarse del buen funcionamiento y de toda la instalación como los depósitos acumulables o las tuberías de agua caliente.
Otro de los elementos a tener en cuenta son los radiadores. Deben purgarse (sacar el aire) por lo menos una vez al año y antes de que llegue el frío. Esto no es necesario que lo haga un profesional aunque es recomendable ya que si no se hace correctamente, las burbujas de aire se acumulan dentro e impiden que pase el agua caliente.
Conviene revisar la factura de gas, comparar entre distintas compañías que distribuyan gas y analizar la más económica. Pero debemos tener cuidado con los servicios adicionales como mantenimientos ya que aunque salgan más baratos, pueden no ser tan rentables a largo plazo. Recuerda que solo los servicios técnicos oficiales conocen mejor que nadie toda la instalación y saben cómo optimizar el rendimiento de la caldera.
Otra de las cosas que debemos revisar es el tipo de caldera que tenemos.
Las calderas convencionales han sido las más usadas hasta el momento, su ventaja principal es el precio, pueden durar entre 15 y 20 años y su rendimiento rondan el 90%. El inconveniente es que necesitan altas temperaturas (70-90 grados) y eso hace que aumente el consumo.
Por otro lado están las calderas de baja temperatura. Su rendimiento es de 95% ya que las temperaturas a las que trabajan oscilan entre 35 y 45 grados. Son más caras y necesitan radiadores más grandes pero permiten regular las temperaturas en función de las necesidades de cada momento.
Las calderas de condensación son las más eficientes ya que el calor que se extrae de la combustión es aprovechado por la propia caldera y así consigue alcanzar rendimientos por encima del 100%. El único inconveniente es la inversión inicial, que es mayor que para cualquier otro tipo pero puedes llegar a ahorrar un 25% en relación con las convencionales. Además en muchas Comunidades Autónomas están subvencionadas. Existe un falso mito de que este tipo de caldera necesita radiadores más grandes. Esto no es cierto ya que el tamaño estándar es compatible perfectamente, pero si es verdad que cuanto más grandes, se ahorra más al poder bajar la temperatura de los mismos.
Otra de las opciones más eficientes que existen actualmente en el mercado son los sistemas de calefacción de biomasa, en concreto de Pellet. Estas usan como fuente de energía combustibles naturales. Por esto son consideradas las calderas más ecológicas del mercado. Tienen un rendimiento alrededor del 90% y son las más habituales para potencias medias y viviendas grandes.
Si estás pensando en instalar una caldera o necesitas información sobre qué tipo es el que mejor se adapta a tus necesidades no dudes en preguntarnos. En JMM sabemos lo que necesitas para optimizar el rendimiento de tu caldera y conseguir que ahorres dinero.