Con el paso del tiempo y puede que de alguna revisión y algún problema, seguro que te surgen una serie de dudas acerca de si ha llegado el momento de cambiar la caldera o no.

Muchas veces, debido al uso continuado de la caldera, no sabemos si va a dar muchos problemas o poco o si compensa antes una reparación. Efectivamente, la pregunta del millón es: ¿cuándo es mejor cambiar la caldera? Por desgracia, no tenemos una varita mágica y hay muchas condiciones que pueden afectar al desgaste de una caldera y ver, con buenos ojos, el pertinente cambio.

Vamos a hablar de todo ello en este artículo. Así, vamos a hacer un breve repaso sobre los factores que condicionan la duración de una caldera. Además, os mostraremos aquellas claves que nos indican que ya es el momento adecuado para cambiar de caldera.

Recuerda que, en JMM, tenemos una amplia experiencia en calderas de gas, tanto en la reparación de las mismas, como en su instalación. Por eso, si tienes alguna duda, te daremos el mejor consejo, si seguir con tu antigua caldera o cambiar por una nueva.

¿Cambio o no mi caldera? Claves para tomar la decisión adecuada

Solo hay un punto en el que es obligatorio cambiar de caldera, que la anterior se haya estropeado y ya no tenga solución. Así de sencillo. En el resto de casos, puede que siempre haya una vía para mantener tu antigua caldera.

Sin embargo, ¿en qué punto compensa y cuándo hay que pensar ya en cambiar de caldera? Aquí, os mostramos una serie de cuestiones que debes de tener en cuenta y que te pueden ayudar a tomar la decisión para dicho cambio, ¡permanece atento!

Aumento de Averías

Cuando hablamos del mantenimiento y las posibles averías de una caldera de gas, lo más habitual es que aparezcan cada vez más, con el paso del tiempo. Obviamente, podemos encontrar averías más sencillas o complejas, desde problemas de falta de gas o inadecuada presión del agua, así como la obstrucción de la salida de humos.

En este post, os hablamos sobre las averías más comunes en una caldera de gas. En este sentido, cuando las averías son más costosas, cabe la posibilidad de meditar en un cambio de caldera. Para que te hagas a una idea, es como con un coche. Por una pequeña avería, no vas a plantearte cambiar un coche si funciona bien, si es para cambiar el motor, puede que ya lo des por amortizado.

Rendimiento y Eficiencia de la Caldera de Gas

Conforme pasa el tiempo, la caldera no solo comienza a tener más averías, también comienza a funcionar peor. Es algo totalmente normal, ya que va perdiendo eficacia. En definitiva, ya no calientan el agua o los radiadores como lo hacían antes y no será, ni de lejos un 100%. El problema que podemos encontrar con el rendimiento de la caldera incluye varios aspectos.

Así, para conseguir el mismo bienestar, “obligamos” a que la caldera trabaje más, por lo que consume más en su tarea. Este esfuerzo supone un coste mayor para el medioambiente, ¡pero también para nuestro bolsillo! Una caldera nueva de condensación puede suponer un ahorro en el largo plazo. Es más, como vimos en este artículo, se puedea mortizar en 4 años.

¿Cada cuánto se cambia una caldera? ¿Cuándo es mejor hacerlo?

Este tipo de preguntas siempre tienen una difícil respuesta. Por norma general, la vida útil de una caldera de gas se sitúa entre los 10 y 15 años. Eso sí, tanto por debajo, como por arriba, siempre hay excepciones.

Los factores que determinan el buen funcionamiento y la vida útil de una caldera son de lo más variados. La vida útil se puede reducir por aspectos como la mala instalación de la caldera, una baja presión del agua en el circuito o el propio material de la caldera. En este post, os hablamos de todos estos factores.

¿Y cuándo es mejor hacerlo? Es decir, si no hay una rotura definitiva de la caldera, ¿hay alguna fecha que sea mejor o peor para efectuar el cambio?

Si no se trata de una urgencia, puedes hacer el cambio en el mejor momento que te convenga, si confías en la empresa adecuada. Por ejemplo, en JMM podemos cambiar la caldera en tan solo 24 horas, ¡sin mayores complicaciones!

Viendo todo esto, y como siempre hemos dicho, cambiar la caldera muchas veces no se tiene que ver como un gasto, sino como una inversión para que el bienestar sea el mejor posible, ¡y gastando menos!