¡Hola a todos! Seguro que muchos de vosotros ya sabéis lo que es la eficiencia energética. Fruto de nuestro desarrollo tan vertiginoso, quizás podríamos decir que incluso exacerbado, es necesario tomar medidas para proteger el medioambiente.
Sí, desde hace años, el reciclaje ha sido una de las cuestiones más importantes en la conciencia de muchos de nosotros para mejorar la rentabilidad de los recursos con los que contamos y que, recordemos, son limitados.
¿Pero qué hay de la energía? Se trata de otro de los temas fundamentales en la protección del medioambiente, donde se intenta mantener vuestro estilo de vida y bienestar utilizando mucha menos energía para ello.
En muchas ocasiones, es una cuestión que parte de uno mismo y del uso más o menos proporcional del gasto energético, aunque otras muchas veces también se debe a un producto concreto y en cómo aprovecha o no dicha energía. De especial interés es, en este caso, cuidar las emisiones de CO2 que se envían a la atmósfera.
Esto lo podrás haber comprobado mediante una etiqueta de certificación energética, delimitada por colores y letras, ¿verdad? Es más, seguramente la hayas visto a la hora de hablar de una casa o de un electrodoméstico. Por eso, en este post, os vamos a hablar de la etiqueta de eficiencia energética y qué es lo que nos indica.
La etiqueta de la eficiencia energética, ¿qué significa?
Vigente desde hace aproximadamente 10 años, la etiqueta de certificación energética está determinada por diferentes colores y letras. Normalmente, son 7 “barras de colores” que van desde un verde fuerte, hasta el rojo, pasando por verdes claros, amarillos y naranjas.
Esta etiqueta tiene que estar presente en un lugar visible del producto que se compre, desde un electrodoméstico, e incluso en su publicidad, cuando hablamos de la etiqueta de certificación energética de un piso que está a la venta o alquiler en una página web.
Antiguamente, estos 7 niveles que se suelen presentar en el etiquetado iban desde la letra A, siendo la que mostraba un menor consumo energético y de color verde, hasta la letra G, la que corroboraba un exceso de consumo de energía y de color rojo.
Estos 7 niveles se debían a un porcentaje de eficiencia energética, siempre en función del consumo medio de cada producto. Es decir, la etiqueta funciona como un “comparador” con el consumo medio del mismo producto, desde un lavavajillas a un televisor o un piso.
Así, la mejor clase de eficiencia estacional, en este caso la letra “A”, suponía que consumía un 55% menos de media que el resto. Sin embargo, la letra “G”, la peor de todas y en color rojo, determinaba que su consumo era un 125% sobre el consumo medio de ese producto. Es decir, mínimo un 25% más. Aquí, os mostramos esta escala con todas las letras.
Clase energética A = < 55%
Clase energética B = 55-75%
Clase energética C = 75-90%
Clase energética D = 95-100%
Clase energética E = 100=110%
Clase energética F =110-125%
Clase energética G = > 125%
Ahora bien, la directiva europea ha ido cambiando, unificando los criterios según el producto, por lo que cada uno puede tener una distinción diferente.
En muchos casos, se ha modificado este baremo, reduciendo el número de letras hasta la “D” y separando la A en diferentes niveles, desde la “A+++”, hasta la “A” aunque, como ya decimos, depende del producto. Por ejemplo, en el caso de las vinotecas, se incluye hasta la letra G a pesar de tener también los diferentes niveles de clase A.
Además de este tipo de distintivos, se incluye otros datos informativos referentes a cada producto. En el caso de una vivienda, por ejemplo, se añaden datos como el tipo de edificio, referencia catastral, dirección o municipio, así como la directiva en que se baso dicha certificación.
Para saber más acerca del etiquetado de electrodomésticos, te recomendamos que le eches un vistazo a este PDf con información sobre cada uno de ellos.
Distintivos de certificación energética en calderas de gas y equipos de climatización
Cuando hablamos de calderas de gas, este distintivo es todavía más complejo. En este sentido, la eficiencia energética se divide en dos partes bien diferenciadas. Por un lado, desde la perspectiva de la calefacción y, por el otro, el de perfil de demanda de Agua Caliente Sanitaria (A.C.S.).
En el primer punto, la eficiencia energética se basa desde diferentes distinciones A (A++, A+ y A) hasta la letra G, mientras que en el perfil de demanda ACS pasa de la A a la G, sin tener diversos niveles A.
Por ejemplo, la caldera Bluehelix Tech de Ferroli tiene el nivel A en calefacción y A en A.C.S., demostrando que cumple, de manera óptima, la eficiencia energética de la caldera de gas.
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En el caso de los aires acondicionados y bombas de calor, la eficiencia energética también queda marcada por los dos modos: el modo frío y el modo calor, la cual queda delimitada por la estacionalidad de las temperaturas, mostrando niveles que van desde el A+++, hasta el D.
Por ejemplo, los equipos de climatización de Fujitsu tienen un nivel A+++ en modo frío, mientras que en modo calor es de un A++, corroborando su alto nivel de calidad y de eficiencia energética.
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Cambios de certificación energética en 2019
¡Ojo! Porque a finales de 2019 tendremos un nuevo cambio, volviendo a la escala de A a G, debido a que numerosos estudios habían avalado que el concepto de A+++ estimulaba, en menor medida, la compra de los electrodomésticos más eficientes.
En este nuevo marco, las mejoras tecnológicas permitirán una revisión pormenorizada cuando el 30% de los productos en el mercado tengan la máxima clase o cuando la mitad de dichos productos se encuentren entre la franja A-B, con el objetivo de seguir mejorando la eficiencia energética de cada sector.